Washington,
D. C., primeros años de la década de los ’80, la Guerra Fría entre EE.UU y la
URSS está en plena ebullición -disculpadme el oxímoron- y el espionaje, las traiciones y defecciones a la orden
del día. Los espías, sin embargo, están lejos de ser esos hombres de gabardina
beige y sombrero bien calado que vigilan a través de los agujeros de un
periódico apostados en una farola. No, los miembros de la KGB son
sorprendentemente parecidos a la gente corriente y hasta pueden vivir en la
puerta de al lado. Es el caso de Philip y Elizabeth Jennings, cuyos hijos
adolescentes ignoran que la agencia de viajes de sus padres es una simple
tapadera, que el inglés no es su lengua materna y que llevan dos décadas
simulando ser la perfecta pareja estadounidense, cuando, en realidad, son agentes
secretos de la inteligencia soviética. Para desempeñarse con éxito en tal
empresa, todo recurso es poco, claro está, y los espías de uno y otro bando se
ven obligados, incluso, a saber latín. Así lo demuestran en el siguiente clip.
Recién
entrados en la última recta del trimestre -¡buf!-, aprovecho la ocasión que me
brinda The Americans para retornar,
en clara estructura circular, a los orígenes del mismo. Si recordáis, mis
jóvenes amigos, iniciamos enero estableciendo la diferencia entre forma
patrimonial, cultismo y latinismo, que más os vale tener clara para el examen
del miércoles -ejem, ejem-. Y hablando de exámenes, ¿por qué no empezarlo antes
de tiempo? Hoy nos hemos levantado generosos y ofrecemos por aquí 0’5 puntos
extra al primero que ponga un ejemplo de cultismo
y otro de forma patrimonial de la raíz latina mencionada en el vídeo.
Y... 0’5 puntos más al primero que explique qué es un oxímoron y por qué lo es “la Guerra Fría está en plena ebullición”.
Las respuestas, sobra decirlo, han de ser razonadas y claras.
Así
que ya sabéis, muchachos, pensad, pensad...