domingo, 26 de abril de 2015

DELIRANT ROMANI ISTI! (“ESTÁN LOCOS ESTOS ROMANOS”)



Decía Indro Montanelli en su entretenidísima Historia de Roma que, desde el momento en que en el 509 a. C. fue expulsado el último de los Tarquinios, “todo fue republicano en Roma”. Los romanos desarrollaron una especie de acerada inquina hacia el régimen monárquico (μόνος “uno solo”, ἀρχή “gobierno”) y consideraron la República (res “cosa”, publica) como el mejor de los sistemas posibles. Fue, de hecho, su aversión hacia la monarquía y el miedo de su retorno la que inspiró el asesinato de César, o así nos lo han querido hacer ver los historiadores de la época. Incluso cuando en el 27 a. C. Octavio Augusto se proclamó princeps y aglutinó de facto todos los poderes, mantuvo las formas republicanas.
Lo cierto es, sin embargo, que el principado de Augusto trajo consigo el silencio del Foro y el fin de las libertades que habían caracterizado a la República. Es más, Augusto fue el primero de una serie de emperadores, los de la dinastía Julio-Claudia, que, con la excepción, quizá, de Claudio, actuaron de manera despótica, caprichosa y cruel. Tenemos noticia de buena parte de sus excentricidades gracias a Suetonio, el historiador romano, que en sus Vidas de los doce Césares, concede mucho espacio al cotilleo y la anécdota escabrosa.
Nos habla, por ejemplo, de las prácticas pederastas de Tiberio, que se refería a los tiernos infantes de los que abusaba como “pececillos”.
De Calígula nos cuenta que alimentaba a los animales de los espectáculos circenses con criminales y que nombró cónsul a su caballo preferido, Incitatus.
Ni siquiera Claudio, emperador más prudente y erudito, y responsable de sonados triunfos en Britania, se libró de su maledicente pluma y aparece descrito como inválido, tartamudo, digno del desprecio de su familia y extravagante. Por cierto que su muerte, resultado de la ingesta de setas envenenadas en una maniobra orquestada por Agripina, es uno de los episodios más célebres de la Historia de Roma.
Llegamos así a Nerón, último de la dinastía, tan excéntrico como brutal, que el cine ha inmortalizado con la cara de Peter Ustinov en la película Quo vadis? Aquí os dejo un clip de la misma, en la que comparte plano con Petronio, enigmático autor del Satiricón, sobre el que os hablaré, quizá, en otra ocasión. Atended, por favor, a su identificación -la de Nerón- con un dios olímpico y a su alusión a los rumores que lo presentan como matricida y uxoricida. Con estos dos términos se relaciona vuestra tarea de hoy, que no es otra que descubrir su significado, su etimología -¡hablamos latín! ejem, ejem- y por qué fue acusado Nerón de tales abominaciones. Buscad, buscad y temblad, mis jóvenes amigos.


lunes, 20 de abril de 2015

Y, POR FIN, LA ATLÁNTIDA: EN BUSCA DE UN MUNDO PERDIDO



Atlantis Cable News es el revelador nombre que Aaron Sorkin, creador de la soberbia El Ala Oeste de la Casa Blanca, ha elegido para la agencia de noticias que produce un informativo singular. Su presentador es el muy republicano Will McAvoy pero, lejos de halagar y pregonar la política del Tea Party, McAvoy y su magnífico equipo ondean el estandarte de la independencia y se han propuesto defenderlo cueste lo que cueste. Hablamos, por supuesto, de The Newsroom, cuyas tres temporadas nos muestran a un idealizado equipo de periodistas, inteligentes, talentosos, imaginativos y con una ética a prueba de ordalía. Ved, si no me creéis, este clip del piloto de la serie y decidme que no es esperanzador: ¿un periodista -republicano, en este caso, pero diría lo mismo de cualquiera con otro signo político- crítico con verdades tradicionalmente aceptadas?

Por esto, el nombre de la agencia resulta de lo más significativo. Atlantis, la Atlántida, un nombre de resonancias míticas y legendarias para un equipo con un propósito titánico, si no imposible, en nuestros días. Aquí podéis ver otro clip, del penúltimo episodio de la serie, en esta ocasión, donde Jim y Maggie, dos miembros del equipo de Will, juegan con el nombre de la agencia y su significación.


El caso es que la Atlántida fue mencionada por vez primera por Platón en sus diálogos Critias y Timeo, donde aparece como una isla, cuyo nombre procede de Atlas, situada a la altura del estrecho de Gibraltar, dotada de una impresionante riqueza vegetal, animal y mineral y sobre la que floreció una gran civilización. Su final se asocia, a su vez, con un gran seísmo, provocado por los dioses, que la habría sepultado bajo el mar y que algunos han identificado, por cierto, con el que puso fin a la civilización minoica y partió la isla de Tera (Santorini) por la mitad. ¿Quién sabe?
Muchos son los artistas, literatos y cineastas que a lo largo de los siglos se han inspirado en esta fábula y parte, solo parte, de vuestra tarea consiste, mis arrojados aventureros, en traer aquí un ejemplo de pervivencia del mito, ya proceda de las artes pictóricas, de la literatura, del cine, del cómic o, por supuesto, del mundo de los videojuegos. El resto es algo más fácil:
1. ¿Quién fue Atlas o Atlante? Consultad a nuestro viejo amigo Pierre Grimal.
2. ¿Quién fue Platón y qué doctrinas lo han hecho figurar como uno de los más grandes filósofos que en el mundo han sido?
Buscad, buscad, mis jóvenes amigos, y mantened los ojos abiertos, pues la Atlántida podría estar más cerca de lo que parece; quizá, como en el relato de Stephen King, en vuestros corazones.

sábado, 18 de abril de 2015

GALLIA OMNIS DIVISA EST...



Si hace unos meses, en aquellos tiempos oscuros en que la Cultura Clásica no había llegado aún a vuestras vidas, os hubiera preguntado por Julio César y las Galias, estoy segura de que la primera imagen que hubiera acudido a vuestras mentes habría sido la del dibujo narigón de Uderzo, némesis de los galos Astérix y Obélix. Ya sabéis, aquello de 
“Estamos en el año 50 a. C. Toda la Galia está ocupada por los romanos. ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor.”


Lo cierto es, sin embargo, que los galos de verdad, aunque tenían como los del cómic nombres acabados en -ix -Vercingétorix, por ejemplo- y druidas del estilo de Panorámix, no contaron con la ayuda de ninguna poción mágica preparada en una marmita y fueron conquistados por Julio César en una campaña triunfal (58-51 a. C.) de la que el propio general dejó constancia en sus Commentarii de bello Gallico, a saber, Comentarios sobre la Guerra de las Galias. Por cierto que este es uno de los textos con los que os enfrentaréis, si, como espero, elegís estudiar Latín durante los próximos años.
Mientras César se desenvolvía con éxito en las Galias obtuvo del Senado poderes especiales. Sin embargo, se temía desde Roma que el general llegara a ser cónsul mientras estaba aún al frente del ejército y se le dio la orden de disolverlo en el 49 a. C. Se hallaba entonces César a orillas del Rubicón pero desoyó la orden y dio así comienzo a la cruenta guerra civil que lo enfrentaría a Pompeyo. 

Vuestra tarea de hoy, muchachos, consiste en averiguar 1. qué célebre frase pronunció Julio César al cruzar el río y 2. qué quiere decir la expresión castellana cruzar el Rubicón.

sábado, 11 de abril de 2015

ELEPHANTES SVNT!



Más de dos mil años antes de que J. R. R. Tolkien (El Señor de los Anillos) imaginara siquiera la gran batalla de los campos de Pelennor, en la que el ya de por sí temible ejército de orcos causara estragos entre los defensores de Gondor por obra y gracia de inmensos elefantes, un general cartaginés llamado Aníbal Barca desafió la política de expansión romana en una maniobra célebre que le llevó a cruzar los Alpes ¡en elefante! 


La más que comprensible aprensión de Merry en la saga épica de Tolkien, llevada al cine por Peter Jackson, nos parece una buena muestra de lo que debieron sentir las legiones romanas al ver a los fieros guerreros cartagineses guiando tales moles. Aníbal venció a los romanos en cuatro célebres batallas pero fue, pese a todo, finalmente derrotado en Zama.
Estamos en la segunda (218-212 a. C.) y más conocida de las tres Guerras Púnicas que enfrentaron a Roma con la poderosísima Cartago (actual Túnez) por el control del Mediterráneo, si bien la leyenda atribuye a los cartagineses un móvil mucho más romántico: vengar a la reina Dido, que en la bruma de los tiempos fue abandonada por Eneas, cuando partió en busca de una nueva Troya. La reina Dido, nos cuenta Virgilio en la Eneida, no pudo soportar la marcha de su amado y terminó quitándose la vida. Su hermana Ana pronunció ante su pira las siguientes palabras:

“¡Feliz, ay, demasiado feliz si no hubieran jamás naves troyanas arribado a mis playas!”
            (Virgilio, Eneida, IV)

Vuestra tarea en esta ocasión, mis esforzados amigos, no es otra que investigar qué territorios actuales ocupaba el antiguo reino de Cartago y cuál fue el final de una de las potencias que consiguió poner en mayores apuros a la todopoderosa Roma. ¡Valor!